Ambición patológica en el trabajo
Pablo siempre se ha sentido inferior a todo el mundo, todo lo que hace por más que se esfuerce y lo logre parece insuficiente, le sabe a poco una vez conseguido. Había tenido unos padres muy exigentes, de los que ante cualquier nota más baja o cualquier reto no conseguido, en seguida se disgustaban y le repetían sin cesar que debía esforzarse más ya que era por su bien. Con el tiempo, Pablo fue aprendiendo que para ser querido y aceptado, debía “esforzarse más”. Nunca era suficiente, y cuando conseguía logros, no los podía disfrutar puesto que ya estaba pensando en el siguiente. Pablo se propuso llegar lo más alto posible en su carrera profesional. Desde su manera de ver el mundo, cuanto más consiguiera, más querido y aceptado sería. Fue consiguiendo éxitos profesionales y reconocimientos; estaba agotado, estresado y padeció algún ataque de ansiedad. Los reconocimientos que iba consiguiendo no le llenaban, no era suficiente…necesitaba conseguir más cosas, aunque cuanto más conseguía menos disfrutaba…
La ambición es el deseo de ir consiguiendo metas. Gracias a ella nos esforzamos por avanzar, aprender y crecer. Gracias a ella tomamos una dirección en la vida y nos movemos hacia adelante.
La ambición sana implica la consecución de unos logros que aportan sentido y equilibrio a nuestro proyecto vital; cuando hay equilibrio, todas las facetas de nuestra vida están cubiertas y nos sentimos, en general, satisfechos.
Cuando hablamos de ambición patológica, observamos un afán desmedido por lograr más y más, una insatisfacción permanente (nunca se tiene suficiente) y en definitiva una motivación que, lejos de equilibrar la propia vida, la hace girar toda en función del trabajo y los objetivos marcados. Detrás de la ambición patológica pueden esconderse diversas cuestiones:
▪ Falta de autoconfianza: Al no confiar en uno mismo, el trabajo y los éxitos laborales actúan como un disfraz de la propia falta de autoestima; el trabajo y la posición laboral aportan un estatus externo, en forma de recompensa social que es superficial y que la persona no siente tener internamente.
▪ Narcisismo: Los perfiles narcisistas necesitan demostrar constantemente que son los mejores en todo, con frecuencia necesitan destacar sus logros, ser el centro de atención, recibir halagos por su buen hacer y sentir que están en un plano superior a los demás; desde ahí la ambición los mueve a ir demostrando logros sin tregua, a escalar para demostrar y nunca darse por satisfechos. Desde el narcisismo, cualquier logro ajeno es percibido como una amenaza al propio ego, factor que les motiva a seguir trepando en la vida laboral, aun a costa en ocasiones de pisar a los demás.
▪ Celos: Los celos pueden también actuar como un motor de la ambición patológica. Desde los celos, existe la inseguridad, y desde la inseguridad, los éxitos ajenos pueden también ser vistos como amenazas a la estabilidad de uno mismo. La persona con tendencia a los celos o a la envidia podrá, entre otras cosas, luchar constantemente por el afán de no quedarse atrás respecto a los demás, sintiendo que lo que hacen o consiguen los demás es siempre mejor que lo que ya tiene o ya ha conseguido.
▪ Miedo al rechazo en la vida personal: en este caso hablamos de personas con una vida personal muy poco cultivada. Apenas tienen amistades, vida social o pareja. Como no hay elementos fuera del trabajo que gratifiquen su vida, los buscan en el trabajo. Nos encontramos pues con personas que “viven para” trabajar, y en las que realmente el trabajo actúa como refugio para evitar afrontar otras parcelas de su vida que están mermadas, y que debido a ello le supone miedo o resistencia enfrentarlas.
▪ Miedo al fracaso en la vida profesional: El miedo al rechazo y al fracaso en la vida profesional puede también incentivar a la persona a trabajar en exceso, a dedicar cientos de horas, a revisarlo todo, a prepararse con minuciosidad ante cualquier reto, aunque habitualmente esto conlleve progresos en la escala laboral, es a costa de mucho malestar, estrés y ansiedad.
En realidad todos estos posibles orígenes de la ambición patológica la hacen precisamente patológica puesto que la persona nunca tiene una vivencia positiva (sana) de sus experiencias personales y profesionales dado que siempre hay alguna carencia personal no satisfecha.
Si te identificas con esta insatisfacción crónica, con la necesidad de reconocimiento externo frecuente y con la sensación de verte amenazado o amenazada por los éxitos de tus compañeros o compañeras de trabajo, quizás estés en un caso de ambición patológica. Te animamos a solicitar consultar en nuestro centro y te ayudaremos con ello.