Ansiedad por Separación
Ya es Septiembre y ha llegado la hora de cambiar el flotador por la mochila y el bañador por el uniforme o la bata. Es momento de volver al cole. Muchos niños lo asumen como una oportunidad para hacer o volver a ver a sus amigos, pero para otros este momento es un verdadero problema, provocando que esto se convierta en una odisea para profesores y padres. Hasta cierto punto es normal, puesto que a los adultos tampoco nos hace gracia dejar la playa para volver a la oficina. Pero hay que reconocer que ha veces esta situación puede ser un problema, ya que esto provoca en algunos pequeños mucho malestar, los especialistas le llaman Ansiedad por Separación.
Es sabido que desde los 8 a los 14 meses de edad, los niños a menudo experimentan miedo cuando conocen personas nuevas o visitan nuevos lugares. Se sienten seguros cuando están con sus padres y familiares más cercanos. Sintiéndose amenazados e inseguros cuando se separan de ellos. Esto es algo evolutivo, por lo tanto normal y desaparece generalmente alrededor de los 2 años de edad, que es cuando los más pequeños de la casa empiezan a caminar y comprenden que los padres pueden estar fuera del alcance de su vista, sin desaparecer.
Pero a veces en algunos chavales y en determinadas situaciones, y la vuelta al cole es una de ellas, puede volver ese miedo e inseguridad. Esta dificultad suele cursar con:
- Renuencia a ir a la escuelau otros lugares debido al miedo por la separación.
- Sufrimiento excesivocuando se separa al niño de la persona que lo cuida en primera instancia.
- Renuncia a acostarse sin la presencia cercana del adulto significativo
- Pesadillasacerca de separación u otros temores. Él puede soñar acerca que el peligro, daño o la muerte lo afectarán a él o a un ser querido.
- Quejas físicas repetitivas(como dolores estomacales, náusea/vómito, dolores de cabeza, un latido cardíaco acelerado o palpitaciones, mareo, o sensación de desmayar.
- Preocupación acerca de la pérdida o daño a la persona que le brinda los cuidados.
Para superar la ansiedad por separación lo que se debe intentar es que los niños se sientan seguros en su entorno hogareño, confiados con personas distintas a los padres y crearle la seguridad de que los padres van a regresar. Para ello los padres pueden ayudar a su hijo a aprender a adaptarse a su ausencia, dejando que los cuidadores de confianza se encarguen del niño. Esto le ayuda al niño a aprender a confiar y tener lazos afectivos con otros adultos y entender que sus padres volverán.
Numerosos estudios avalan la hipótesis de la influencia de factores biológicos o heredados en la génesis. Así se afirma que cuando un individuo biológicamente predispuesto encuentra estímulos estresantes ambientales agudos y prolongados. Algunos estudios clásicos (Last, Hersen, Kazdin y otros, 1987) sugirieron que las características familiares podían jugar un papel determinante en la génesis del trastorno. Cuando el origen del trastorno es agudo, se ha observado que suele estar precedido por sucesos estresantes como la pérdida de algún familiar, cambio de domicilio o colegio, hospitalización, etc.
Cuando el TAS se desarrolla de forma más crónica e insidiosa se apunta a que la experiencia de apego del niño con sus padres puede ser un factor relevante.
La falta de afecto y cuidados maternales, por pérdida de la madre o por una comunicación afectiva deficiente o inadecuada, asociada a veces a un exceso de protección y control (bajo cuidado y alta protección) se han sugerido como posible factor implicado en este y otros trastornos de ansiedad.
En ocasiones se necesita ayuda de profesionales del campo de la salud mental, puesto que esto le provoca al más pequeño de la casa mucho malestar, ya que interpreta esa ausencia como una perdida. Lo más usual es utilizar psicoterapia. Las técnicas más usadas y que han mostrado su eficacia en el tratamiento del trastorno de ansiedad por separación son:
- Entrenamiento de padres y otros educadores: fundamentalmente se les enseña a premiar los pequeños avances del niño/a y a dejar de reforzar conductas que, aunque parecen aliviar la angustia del paciente, no hacen sino prolongarla innecesariamente.
- Exposición gradual en vivo a las situaciones de separación: se prepara una lista de situaciones ordenadas de menos a más molesta. Progresivamente el niño se va exponiendo a cada una. El objetivo es que sea el propio paciente acabe exponiéndose por propia voluntad.
- Relajación: Lo más habitual es emplear la Relajación Progresiva de Jacobson.
- Otros métodos de relajación: la risa, el juego, la música, etc…
- Técnicas de modelado: se puede usar un modelo real o no, que se enfrenta a la situación temida gradualmente y sin sufrir consecuencias negativas. Estas técnicas se usan reforzando al niño a medida que se anima a realizar las conductas del modelo, y dándole indicaciones de cuál es la forma de hacerlo. Es importante que el modelo resulte atractivo para el niño, se asemeje a él, y sea un modelo de afrontamiento y no de dominio.
- Imágenes emotivas: el niño/a tiene que imaginar situaciones diarias donde participan sus personajes favoritos, lo cual genera emociones gratas. Progresivamente se dice al niño que imagine situaciones que le provoquen algo de ansiedad, para ir pasando a otras más angustiantes. Las emociones positivas del principio de la técnica tienen un efecto de inhibición sobre la angustia posterior.
- Práctica reforzada o moldeamiento: se pacta un objetivo final y se divide en una serie de objetivos intermedios, se va premiando la consecución de cada uno de los objetivos parciales, para así llegar al objetivo final.
- Técnicas cognitivas: se trabajan aquellos pensamientos o imágenes mentales que al niño le surgen cuando está en ese momento de angustia. Se usan las auto instrucciones positivas. Se trata fundamentalmente de invitar al niño a que cambie la forma de hablarse a sí mismo, pasando del “no puedo hacerlo” al “lo voy a intentar”.