Bases para una relación sana
Si hiciéramos una encuesta entre todas las parejas que conocemos, seguramente podríamos afirmar con seguridad que no hay ninguna de ellas perfecta y sin fisuras. Sabido es que todas las parejas tienen roces, discusiones o desacuerdos, y que no por ello su continuidad se ve necesariamente amenazada.
El problema empieza a existir cuando las diferencias entre los dos individuos que forman la pareja se empiezan a evidenciar demasiado y se crean grietas que, de no tratarse, pueden volverse irreparables.
¿Cómo hacer que una pareja se mantenga sana y estable?
Las relaciones sanas se apoyan en tres pilares imprescindibles: la confianza, el respeto y el compartir.
La confianza implica valorar al otro y respetar sus sentimientos, opiniones, amigos, actividades e intereses. Esto supone no ejercer ningún tipo de control sobre el otro miembro de la pareja. Es decir, no comprobar sus llamadas o mensajes, no mirar la última hora de conexión, no revisar sus redes sociales, no enfadarse o chantajearle para evitar que haga actividades por su cuenta, etc. En definitiva, confiar implica vivir libremente el uno con el otro, aceptando que la otra persona ha decidido estar con nosotros porque sí, porque quiere y porque le apetece. Esa persona es libre, no nos pertenece. Por lo tanto, es necesario aceptar que se quedará el tiempo que quiera quedarse. Las conductas de control, fruto de las creencias de posesión, sólo conducirán a la desconfianza, a los conflictos, y al malestar emocional entre la pareja. En una relación sana, se confía en el otro y se le anima a que tenga amigos y actividades fuera de la relación.
El respeto supone aceptar las opiniones, creencias y sentimientos del otro, sin pretender cambiarlo. Intentar que mi pareja no sea quien es (justamente de la persona de la que me enamoré), además de una incoherencia, supone un desgaste inútil de energía, ya que implica no aceptar a quien tienes delante, así como una fuente de conflictos constantes entre ambos. Por otra parte, respetar implica apoyo emocional, reconocer y legitimar los puntos de vista y los sentimientos del otro, utilizando una comunicación abierta y honesta, haciendo que el otro se sienta seguro a la hora de expresar lo que siente. En definitiva, una relación sana es aquella en la ambos pueden sentirse libres para expresar aquello que necesitan, sin temor a ser juzgados por el otro.
El compartir, más allá de pasar tiempo juntos y realizar actividades que agraden a ambos, y compartir una intimidad sexual, implica compartir el poder y el control de la relación. Es decir, que ambas partes sean iguales, pudiendo tomar decisiones importantes para la pareja de igual manera, respetando y valorando la postura del otro.
Trabajar y fomentar estos tres pilares, promueve el equilibrio en la pareja, esencial para una relación sana, que supone un intercambio entre el dar y el tomar. Pero, ¿qué significa “dar” y “tomar”? …se trata de dar lo que tenemos y podemos, y lo que el otro quiere y puede recibir y es capaz de compensar de alguna manera, manteniéndose digno y libre. Y, por otra parte, se trata de recibir sólo aquello que el otro nos da, queriendo y pudiendo, y que somos capaces de compensar de alguna manera, manteniéndonos libres y dignos.
Cuando se respetan y honran estos tres pilares, y se consigue un equilibrio genuino en la pareja, las personas se sienten satisfechas, y pueden vivir el amor con libertad y bienestar emocional.
¿Qué tipo de recursos tienes para cuidar tu relación de pareja? ¿Cuáles son las dificultades más habituales que te has podido encontrar en tu relación de pareja?