¿Cómo adaptarse a los cambios? Entrevista al equipo de Itae Psicología
Entender la ansiedad, angustia o depresión que sentimos frente al cambio.
Todo cambio implica incertidumbre y nos genera ansiedad. A lo largo de la vida, nos encontramos con multitud de cambios, algunos de ellos voluntarios y otros involuntarios. La ansiedad que nos generan los cambios puede llegar a sumirnos en un nivel de angustia tan elevado que nos paralice y nos haga sentir realmente mal.
PREGUNTA: ¿Millones de parados, jubilaciones anticipadas, expropiaciones de viviendas, empresas que cierran, bancos que no dan créditos, hipotecas impagables, fondos de pensiones que desaparecen, ante esta situación quién no se deprime o angustia hasta límites paralizantes?
RESPUESTA: Sí, es cierto que en la actualidad estamos sujetos a un sin fin de cambios que, directa o indirectamente nos afectan y eso sin considerar las cosas que ya nos angustiaban anteriormente. Una situación de crisis, favorece la potenciación de patologías ansiosas, lo cual es muy contraproducente, ya que es imposible afrontar cambios desde la tristeza o la ansiedad.
Según el ministro de sanidad británico, Sr. Alan Johnson, la actual crisis económica es tan grave que va a llevar a mucha gente a la ansiedad y a la depresión.
P: ¿Qué podemos hacer? ¿Cómo salimos de esta situación?
R: No es fácil, sinceramente. Sobre todo porque tenemos poco o nulo control sobre la situación actual. Solucionar la crisis no depende de nosotros, por más que nos empeñemos, al menos a corto plazo; lo que sí debemos intentar es mantener el control sobre nosotros mismos. Es importante que nos preocupemos de nuestra salud mental y física, para poder así afrontar esta situación con las máximas posibilidades de éxito.
En muchas ocasiones, no es posible cambiar la situación que nos preocupa. Pero si podemos cambiar nosotros.
P: Sí, pero ¿Cómo podemos o debemos actuar?
R: Si nos vemos sobrepasados física y emocionalmente, deberemos acudir a un especialista lo antes posible, ya que hay que evitar que esta situación se agrave. Un especialista nos puede enseñar cómo gestionar nuestras emociones, como trabajar sobre nuestros síntomas físicos y como gestionar los pensamientos distorsionados y las conductas evitativas que podemos haber empezado a desarrollar.
Principales factores generadores de ansiedad y estrés:
- Despido del trabajo/cambio de trabajo, cierre de empresa.
- Encontrar pareja/casarse/separarse.
- Problemas económicos graves.
- Traslado/mudarse: motivos familiares o laborales.
- Dificultad para quedarse embarazada.
- Nacimiento de un hijo.
- Fallecimiento de un familiar.
- Conocimiento de una enfermedad y sus consecuencias a largo plazo.
- Ir a vivir al extranjero.
P: ¿Cómo podemos saber que estamos delante de un problema médico, vinculado a la ansiedad, al estrés o la depresión?
R: Cuando debido a los miedos y preocupaciones, se empiezan a notar una serie de síntomas físicos, cuando la mayoría de los pensamientos son catastrofistas y circulan de forma permanente en la problemática y no en la solución. También cuando hay una sensación de falta de energía, sensación permanente de tristeza o desesperación. A nivel genérico, cuando todos estos síntomas limitan la realización de las actividades que antes se hacían con normalidad.
Algunos síntomas de ansiedad, estrés y depresión:
- Dificultad para respirar.
- Mareos.
- Tensión, inquietud, palpitaciones.
- Insomnio.
- Temores desproporcionados sin causa que los justifique.
- Conductas repetitivas y rituales.
- Incapacidad para alejarse de casa.
- Bloqueo mental.
- Falta de concentración y/o sensación de pérdida de memoria.
- Falta de energía.
- Tristeza permanente.
- Ataques súbitos e inesperados de miedo a morir o a perder el control.
- Incapacidad para permanecer en lugares cerrados o concurridos.
- Timidez excesiva.
- Incapacidad para relacionarse socialmente.
- Incremento de la ira.
- Temor a sufrir enfermedades.
- Dificultad para relajarse.
P: ¿Qué hacemos en el caso que la preocupación nos supere?
R: Hay que ponerse en manos de un profesional especializado en estas patologías. Cuando las dificultades sobrepasan según que niveles y alcanzan lo físico, el pensamiento y las conductas diarias, no podremos hacerlo solos, necesitaremos pedir ayuda y no esperar a que se complique más la sintomatología. Al contrario que la gripe, que es virulenta al principio y luego baja de intensidad, el estrés, la ansiedad y la depresión, se inician levemente y se complican y cronifican conforme avanza el tiempo, si no actuamos terapéuticamente.
Debemos aprender nuevas estrategias para relacionarnos con esta nueva etapa de nuestra vida.
P: ¿Qué tipo de tratamiento es el adecuado?
R: El mejor tratamiento es el que sigue la terapia cognitivo conductual es la que ha obtenido mejores resultados clínicos. A través de este enfoque, se practican técnicas de gestión y modificación del pensamiento distorsionado, se trabaja sobre el manejo eficaz de los síntomas físicos, y en función de las conductas evitativas y/o de seguridad que se estén realizando, se elabora un plan personalizado para la modificación de las mismas. En algunos casos, será necesaria la intervención paralela de un psiquiatra.
Generar capacidad de resiliencia será una herramienta clave.
P: ¿A qué nos referimos cuando hablamos de resiliencia?
R: En psicología el término resiliencia se refiere a la capacidad de las personas para sobreponerse a las dificultades. Una resiliencia adecuada, implica adaptarse de forma eficaz a los contratiempos o, incluso resultar fortalecido por los mismos.
P: Para terminar nos podrían indicar brevemente alguna pauta de cómo podemos disminuir las preocupaciones que nos atormentan.
R: Debemos partir de la premisa de que cada persona es un mundo y no sirven las generalizaciones. Para gestionar nuestra problemática, lo primero es aceptar que necesitamos ayuda de un profesional y luego ponernos a trabajar con él: definir nuestras preocupaciones, analizarlas, trabajarlas y resolverlas. Es importante compartir nuestras emociones y no quedárnoslas dentro. El ingrediente principal de todo cambio es el propio individuo y el compromiso para cambiar.
Todos necesitamos ayuda de vez en cuando y reconocerlo es un acto de gran valentía.