¿Cómo afrontar la crisis y superar el estrés financiero?
Hace años que estamos sujetos a una crisis financiera que parece no tener fin; todos estamos expuestos a ella de una manera u otra. El impacto es real, no sólo a nivel económico, sino también a nivel emocional.
La inseguridad laboral que se respira nos afecta de distintas maneras; para muchos, afloran preocupaciones en torno a proteger su puesto de trabajo, otros, trabajan horas extra para poder llegar a fin de mes; otros, en paro, están en una lucha a contrarreloj por re-encarrilarse a la vida laboral. Para todos, los planes de futuro se tornan borrosos por la incertidumbre del momento, y eso conlleva una vivencia de poco control sobre la situación y como no, estrés.
La palabra crisis está en boca de todos, la oímos constantemente y en consecuencia, nos genera inseguridad. Es normal que nuestra economía nos preocupe cuando la vemos amenazada; el estrés emocional que acarrean las preocupaciones recurrentes acerca de la economía personal, genera una serie de síntomas a nivel físico, cognitivo y conductual.
Los estudios nos muestran que a nivel físico, el estrés financiero genera fatiga, dolores de cabeza, náuseas, tensión muscular, falta de concentración y más vulnerabilidad hacia contraer enfermedades.
Estar constantemente alerta por llegar a fin de mes puede también acarrear efectos en nuestra respuesta emocional y afectiva: podemos estar tensos en el trabajo, pasar las noches sin dormir y estar más irritables. Es posible que veamos amenazada nuestra seguridad laboral (y en muchos casos vital), o que incluso nos preocupe la seguridad laboral de aquellos a quien queremos. Esta incertidumbre por el mañana nos genera ansiedad y un cúmulo de pensamientos que la fortalecen: puede que nos reprochemos el no haber cuidado más de nuestra economía en el pasado reciente, y que perdamos la objetividad a la hora de evaluar nuestra situación económica (y construyamos catástrofes mentales). Y hasta es posible que nos sintamos frustrados por la pérdida de privilegios que comporta una economía anémica.
Por otro lado, no hay que olvidar que cuando las dificultades económicas propias de una crisis impactan de manera seria nuestra vida, surgen también problemas a nivel personal. Se hacen más frecuentes las discusiones de pareja, con los hijos y en el sistema familiar. También se dan cambios a nivel social, ya que cuando el cinturón aprieta, lo primero de lo que se tiende a prescindir son las actividades de ocio.
¿Qué podemos hacer ante el estrés financiero?
- A nivel familiar, es importante mantener una visión positiva y actuar en equipo ante las posibles dificultades que se puedan presentar.
- Es importante estar bien informados sobre la situación aunque sin magnificarla; hablar de la propia situación económica en pareja o en familia puede ayudar a aclarar qué es posible y qué no lo es en estos momentos.
- Es también hora de agudizar el ingenio y la creatividad y pensar en actividades gratificantes que no demanden demasiados gastos.
Como dijo Albert Einstein: “En los momentos de crisis sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”.
- En caso de estar en paro, es necesario mantener una rutina diaria en casa y aprovechar la oportunidad que nos brinda la crisis para pasar más tiempo en familia, formarnos, etc. Pero sobretodo, no rendirnos y buscar trabajo.
- Recuerda que siempre ha habido crisis, y hemos salido de ellas. Es importante mantener una visión realista de la situación para no caer en valoraciones distorsionadas que sólo nos van a generar más estrés. Ante todo, calma.
- Es importante también mantener el contacto con los amigos y/o familiares, su apoyo es crucial.
¡Invierte en tu vida!