¿Cómo afrontar la depresión durante el confinamiento?
Según el manual diagnóstico DSM-V, para poder determinar la aparición de un trastorno de depresión mayor, cinco (o más) de los siguientes síntomas deben aparecer al mismo tiempo durante un periodo mínimo de dos semanas, representando un cambio en el modo de funcionar que tenía la persona:
- Estado de ánimo deprimido gran parte del día.
- Pérdida o disminución del interés por las actividades.
- Pérdida o aumento de peso.
- Alteraciones del sueño, como insomnio o hipersomnia.
- Mayor agitación o disminución psicomotora.
- Sensación de fatiga o falta de energía.
- Sentimientos de culpabilidad y de inutilidad excesivos.
- Dificultad para mantener la concentración o para tomar decisiones.
- Pensamientos relacionados con la muerte de forma recurrente o ideación suicida.
La presencia de estos síntomas debe generar un elevado malestar y un deterioro en las diferentes áreas de la vida de la persona que los padece.
El tratamiento de la depresión se puede orientar desde una intervención psicológica, psiquiátrica o una combinación de las dos. Desde el punto de vista psiquiátrico, se interviene a través de la prescripción de psicofármacos (medicación que actúa sobre los neurotransmisores). Y desde el punto de vista psicológico, la intervención más eficaz es la psicoterapia de orientación cognitiva-conductual, que se basa en identificar pensamientos negativos, normalmente irracionales, que provocan en el paciente una respuesta emocional negativa, cambiando su manera de actuar y, por tanto, limitándole y privándole de actividades potencialmente placenteras. Dicho de otro modo, ayudamos al paciente a encontrar maneras más positivas de interpretar la realidad, así como a recuperar las actividades que ha ido abandonado a causa de esas interpretaciones negativas. Asimismo, le ayudamos a descubrir el origen de la aparición de los síntomas, que puede ser incluir distintos factores: biológicos o ambientales.
En este periodo de confinamiento que estamos viviendo, existe una parte de la intervención psicológica que podría quedar limitada, debido a que uno de los trabajos que realizamos con los pacientes que sufren depresión es el de recuperar actividades que han ido abandonando a causa de la apatía, la desmotivación, la fatiga, etc. Les explicamos cómo influye el abandono de estas actividades en su estado de ánimo y, junto a ellos, configuramos una lista de actividades que podrían ir recuperando de manera gradual, desde lo más sencillo a lo más complicado.
Por otro lado, las noticias que estamos recibiendo de los medios de comunicación no ayudan a levantar el ánimo, sino más bien todo lo contrario. El aumento de contagios, de fallecimientos, la incertidumbre sobre el futuro próximo, el impacto económico de toda esta situación, entre otros temas, puede generar pensamientos negativos a cualquiera, pero más todavía a una persona que esté emocionalmente vulnerable debido a una depresión.
¿Cómo podemos ayudar los psicólogos a alguien que sufre una depresión en pleno confinamiento?
La intervención psicológica en los casos que presentan síntomas depresivos durante esta época en que no podemos salir de casa incluye diversas estrategias para lograr un alivio de los síntomas:
- Motivar y ayudar a los pacientes a encontrar actividades gratificantes que puedan llevar a cabo dentro de casa, por ejemplo: ejercicio físico fácil de realizar, recetas de cocina que no sean excesivamente complicadas, recuperar aficiones que han quedado abandonadas o buscar nuevas (lectura, escritura, pintura, música, etc.). Como decíamos, dedicar tiempo a actividades que aportan bienestar ayudará a recuperar gradualmente la motivación y a superar la apatía.
- Ayudarles a confeccionar un horario para el día a día, siempre con objetivos realistas. Tener una rutina les ayudará a conseguir un orden dentro del “caos” emocional.
- Potenciar el contacto social desde casa, a través de las nuevas tecnologías: motivarles a hablar por teléfono o hacer vídeo llamadas con familia y amigos, a intervenir en los grupos de whatsapp, etc. Es habitual tender al aislamiento social cuando nos sentimos mal, pero a la vez, no mantener ese contacto acaba aumentando el malestar emocional.
- Limitar el acceso a la información relacionada con las situaciones que está generando el Coronavirus, o a la información sobre sucesos en general. Este tipo de noticias no hacen más que alimentar los pensamientos negativos y la angustia.
- Llevar a cabo un registro de pensamientos y emociones, para tomar conciencia de cómo los pensamientos influyen en las emociones y, de esta manera, ayudar al paciente a racionalizarlos para obtener respuestas emocionales más adaptativas.
- Hacer una lista de logros diarios, desde los más sencillos a los más importantes.
- Realizar un gráfico del estado de ánimo por días, para valorar la evolución del cuadro depresivo.
Como veis, existen muchas maneras de intervenir desde la distancia para ayudar a aliviar los síntomas depresivos durante una situación como la que estamos viviendo. Si no os sentís bien y creéis que podríais estar atravesando una depresión, no dudéis en buscar ayuda.