Resiliencia.
Resiliencia es una palabra que últimamente se ha puesto muy de moda. Surge de la castellanización de la palabra inglesa resilience, que proviene del verbo latino resilire, que significa “rebotar”. Allá por la década de los 70 fue utilizada para definir a aquellas personas que, tras sufrir problemas económicos, eran capaces de recuperar la estabilidad psicológica y afrontar la situación de una forma sana. Desde entonces, este concepto ha sido ampliamente estudiado en psicología, demostrando que la resiliencia es una respuesta que implica un ajuste saludable ante la adversidad.
A lo largo de nuestra vida nos surgen dificultades, algunas de ellas pueden incluso provocar grandes cambios en nuestro día a día. Estas dificultades pueden ser situaciones desagradables, como una discusión de pareja o un despido, pero también pueden ser situaciones traumáticas, como un accidente o un atraco.
Llamamos resiliencia a la capacidad para reponernos, enfrentarnos o resolver eventos estresantes o traumáticos, llegando incluso a salir con más fortaleza de estas situaciones. Esta capacidad incluye conductas, pensamientos y acciones que vamos aprendiendo a lo largo de nuestra vida, es decir, no es un rasgo que podemos o no tener, sino que surge de las experiencias que vayamos teniendo y los apoyos que hayamos recibido. Por lo tanto, podemos entrenarnos para ser más resilientes.
Llamamos resiliencia a la capacidad para reponernos, enfrentarnos o resolver eventos estresantes o traumáticos, llegando incluso a salir con más fortaleza de estas situaciones.
Este proceso de aprendizaje puede ir acompañado de emociones desagradables, como la tristeza o el miedo, pero también de confianza, seguridad y fortaleza.
¿Cómo construyo yo mi capacidad de Resiliencia?
- En primer lugar, es necesario aceptar que los cambios forman parte de la vida. Cuando las cosas no salen como uno espera, es importante poder aceptar que existen acontecimientos que no podemos controlar. Si nos resistimos a esta idea acabaremos realizando un sobreesfuerzo y sentiremos frustración y agotamiento.
- Cuidar de las relaciones familiares, de las amistades y personas cercanas es una manera muy potente de contribuir a nuestra resiliencia. Este cuidado incluye pedir y aceptar la ayuda de las personas que nos quieren y nos escuchan, ya que de este modo les damos la oportunidad de conocernos con más profundidad y les demostramos que confiamos en ellos, lo que hace que la relación sea más fuerte y saludable. Además, se ha comprobado que también es muy beneficioso ayudar a nuestros seres queridos.
- En ocasiones se presentan adversidades que podemos ver como insuperables y esto dificulta que podamos enfrentarnos a ellas. Puesto que no podemos evitar que se presenten, podemos hacer el esfuerzo consciente de pensar en ellas como retos. Esto hará que nos sintamos más motivados para enfrentarnos a estas situaciones.
- Las personas resilientes tienen una visión positiva de sí mismas y confían en su capacidad para solucionar problemas. Para fomentar la confianza en nuestras habilidades para resolver problemas, podemos recordar qué hemos hecho todas las veces que hemos pasado por dificultades y hemos conseguido resolverlas.
- Una vez superada la situación problemática, reflexiona sobre qué has aprendido de ti. Además, puedes dar valor a los pequeños logros cotidianos y destacarlos, por ejemplo, comentándolos con tus seres queridos o apuntándolos en una libreta. Esto nos hace romper con esa tendencia que tenemos a veces de contemplar solo los aspectos negativos o lo que no nos ha salido bien.
- ¡Cuídate! Trátate bien, háblate bonito y escucha qué es lo que necesitas para que tus decisiones estén orientadas a buscar esas actividades con las que te relajas y disfrutas. Una persona que no tiene en cuenta sus necesidades y no hace nada para ella misma estará dificultando la construcción de su propia resiliencia.
- Haz pausas si lo consideras necesario. A veces necesitamos parar y reponer fuerzas, no tenemos que conseguirlo todo a la primera.
Como conclusión, necesitamos adaptarnos a los cambios constantes de la vida. La confianza en nuestra propia capacidad y dejarnos acompañar por quienes nos quieren, nos ayuda a enfrentar los cambios con resiliencia. Si a pesar de intentarlo, ves que te cuesta superar o sobrellevar alguna situación, no dudes en ponerte en contacto con ITAE Psicología. A través de herramientas prácticas, te acompañaremos para desarrollar al máximo tu resiliencia.