El proceso de adaptación de los padres que realizan tratamientos de fecundación IN VITRO (FIV)
Cada año hay más casos en nuestro país de personas que se enfrentan a problemas de fertilidad, lo cual conlleva que cada vez más parejas o mujeres se sometan a técnicas de reproducción asistida para lograr un embarazo, ya que no les es posible conseguirlo de forma natural. La FIV es una de las técnicas más utilizadas y la primera desarrollada desde los años 70; consiste en la fecundación de los ovocitos con los espermatozoides en el laboratorio, para la posterior transferencia de los embriones obtenidos en el útero de la mujer. Pero existen casos, y cada vez son más frecuentes, de personas que precisan de donación de gametos (óvulos o espermatozoides) o donación/ adopción de embriones, bien por tratarse de parejas infértiles, como de personas que, sin tener problemas de fertilidad, desean tener un hijo y acuden a una clínica de reproducción, por ejemplo: mujeres sin pareja o parejas homosexuales.
¿Que afectación emocional provoca la infertilidad en las personas que la padecen?
La existencia de un problema de infertilidad en una pareja puede generar un bache importante en su proyecto de vida, ocasionando alteraciones emocionales que pueden llegar a repercutir negativamente en el bienestar individual, así como en la relación de pareja, dado que se les rompe el “esquema de ruta” que tenían predefinido para tener un bebé. Las emociones que aparecen con más frecuencia son las de sorpresa, shock, extrañeza, negación, rabia, desolación, vergüenza, culpa y pena, llegando a producirse finalmente la aceptación si estos sentimientos son gestionados de una forma adecuada.
Según diversos estudios realizados, en casos de infertilidad, las mujeres tienden a mostrar un mayor nivel de malestar que los hombres, dado que suelen vivenciar el problema de manera más traumática, además de soportar directamente el tratamiento de reproducción y por experimentar un sentimiento de fracaso continuo con cada bajada de la menstruación. Asimismo, se ha demostrado que un gran número de mujeres que se someten a un proceso de FIV, presentan sintomatología depresiva antes de iniciar el tratamiento.
No obstante, el modo e intensidad de afectación emocional de cada persona por el diagnóstico y tratamiento del problema de infertilidad, va a depender de su personalidad, del equilibrio emocional previo, del apoyo social externo del que disponga, del estado de su relación de pareja, de sus recursos económicos, y de las estrategias de afrontamiento que emplee.
En algunos casos es necesario el apoyo psicológico de un profesional para garantizar el afrontamiento más adecuado de cada una de las etapas relacionadas con los procesos de reproducción: toma de conciencia y detección del problema, aceptación del diagnóstico, aceptación y seguimiento del tratamiento; todo ello con los mínimos niveles de ansiedad y/o estrés.
¿Cuál es la vivencia inicial más habitual de una pareja que tiene que recurrir a un tratamiento de reproducción asistida?
Las parejas a menudo tienen una sensación de exclusividad importante, pues experimentan un sentimiento de rareza, basado en la creencia de que son los únicos que no pueden concebir un hijo de forma natural y más si se comparan con familiares o amigos que no han tenido dificultad para tener hijos. No obstante, este sentimiento tiende a ir diluyéndose a partir del momento en que la pareja acude a un centro de reproducción asistida y se encuentra con otras personas en su misma situación, con lo que van siendo más conscientes de que no son los únicos.
Asimismo, el apoyo social y familiar con el que cuenta la pareja y el nivel de conocimiento que su entorno tiene respecto al tema de la reproducción asistida resulta de gran importancia. En este sentido, es aconsejable que la pareja haga partícipe a las personas de confianza de que están siguiendo un tratamiento, de este modo evitarán soportar ellos solos todo el proceso y ayudará a normalizarlo, a la vez de mitigar el estrés que comporta el estar ocultando y negando el deseo de tener un hijo o las visitas al centro de reproducción.
¿Qué sucede cuando hay que recurrir a la donación?
Como ya apuntábamos, cada vez existen más casos de parejas infértiles que deben recurrir a la donación de óvulos y/o espermatozoides para ser padres El plantearse este tipo de proceso conlleva un sentimiento de pérdida importante, ya que supone renunciar a tener hijos biológicos con gametos propios. Es el momento en que suelen surgir muchas dudas y temores, por lo que es muy conveniente que ambos miembros de la pareja puedan expresarlas abiertamente para tratar de resolverlas y tomar una decisión de forma conjunta, no dejando que está dependa únicamente de lo que uno de ellos decida.
¿Cuáles son las dudas más frecuentes de las personas que se plantean realizar un proceso con donación?
Si sabrán alguna cosa del donante:
Según la ley 14/2006 sobre técnicas de reproducción asistida, la mujer o pareja que recibe una donación de gametos únicamente puede saber la edad y el grupo sanguíneo y Rh del/la donante. Esta información únicamente la podrá facilitar la clínica de reproducción asistida una vez que se ha realizado la transferencia.
Si el donante recibe alguna información:
La/el donante no recibe ningún tipo de información acerca del resultado del tratamiento, es decir nunca podrá enterarse de si la donación que ha realizado ha terminado en embarazo o no.
¿Qué importancia tiene la herencia genética?:
La manera que un ser humano tiene de sentir, de pensar y de actuar, no la determina su carga genética, sino que estas características, que son las que finalmente constituyen a una persona, se obtienen mediante la interacción paterno-filial, a partir de la transmisión de valores y de la educación. En este sentido, es importante destacar que los seres humanos somos genéticamente un 99% iguales y sólo un 1% de nuestro ADN nos hace diferentes, es decir, de un 100% de herencia genética que transmitimos a nuestros hijos, únicamente un 1% es diferente a la transmisión de otros padres a hijos, siendo rasgos fenotípicos y predisposiciones a algunas enfermedades lo que se transmite mayoritariamente en ese 1 %. Asimismo, lo que nos hace ser a cada uno diferente es la combinación genética, y esa combinación tendrá resultado al interaccionar con los factores ambientales. Por tanto, es el ambiente en el que se cría el niño el que va a determinar sus valores, su actitud y su forma de entender la vida. Todo esto se lo transmitirán los padres a través de su cuidado y educación, con independencia de la carga genética que el niño tenga o no de cada uno de ellos.
Por otro lado, resulta muy frecuente que la pareja y sobre todo el miembro que ha tenido que prescindir de sus gametos, se llegue a plantear si sentirá al hijo realmente suyo y cómo reaccionará si la gente le dice que no se parece a él o a ella. En este sentido es recomendable que, una vez se tenga al hijo, aceptarlo tal y como es y no cuestionarse si su comportamiento, por ejemplo si llora mucho, si es travieso si es impaciente, se debe a la herencia genética del donante. Es importante vivir la paternidad con absoluta normalidad y no anticipar ni preocuparse en exceso por posibles problemas futuros. Además, está comprobado, que una vez que la pareja da el paso de la donación con seguridad y decisión, los problemas que tienen son los mismos que cualquier otra pareja con hijos.
Hay que tener muy presente que el desarrollo socioemocional del niño está estrechamente relacionado con la calidad de la relación de adhesión de éste con sus progenitores, con independencia de la carga genética. De este modo, lo que realmente convierte a las personas en verdaderos padres es que promuevan día a día una interacción con el hijo caracterizada por el cariño, la responsabilidad, el cuidado y la atención de las necesidades de éste.
Si deberán decirles la verdad al hijo y en qué momento:
Éste es un aspecto que suele preocupar mucho a la mayoría de parejas que se plantean un tratamiento con donación. Por otro lado, es diferente en el caso las mujeres solas y de las parejas homosexuales, que han decidido formar parte de nuevas formas de familia y por tanto la revelación sobre la donación de gametos muchas veces está intrínsecamente incluida.
Actualmente la ley vigente en España establece que los hijos nacidos tienen derecho por si o por sus representantes legales a obtener información general de los donantes que no incluya su identidad, y deja libertad a los progenitores de escoger la información a dar a sus hijos sobre este tema. No obstante, numerosas investigaciones sugieren mantener una postura de apertura hacia el hijo, ya que evidencian que el no decirles la verdad y mantenerlo en secreto puede causar un daño psicológico importante en niño, sobre todo si en algún momento futuro éste acaba enterándose. Por otro lado, en cuanto a cuál es el momento para decirlo, no hay ninguno definido, sino que lo importante es que esté integrado en la vida del niño desde el principio como algo totalmente normalizado.
Cabe destacar que datos obtenidos de estudios realizados en campos como la adopción, donde existen similitudes con la donación de gametos (en ambos casos no existe vínculo genético, pero sí el deseo de ser padres), han demostrado que no revelar las circunstancias del origen del niño, tiene efectos negativos en las relaciones interpersonales dentro de la familia; mientras que hablar sobre la adopción está asociado con la satisfacción parental, comunicación activa padres-hijos, y satisfacción en los niños adoptados. Estas familias establecen que tenían la creencia de que si no se lo contaban al niño, éste no se enteraría y así le evitarían un posible sufrimiento. Sin embargo, podría ocurrir en cualquier momento en la vida de ese niño, que la verdad que se le ha ocultado salga a la luz y el conflicto psicosocial que se genere pueda causar mucho más daño a la relación con sus padres y a la confianza que habían depositado en ellos, que si hubiese crecido conociendo la forma en la que fue concebido y, por lo tanto, naturalizando su situación.
Por tanto, es recomendable, no minimizar el impacto de la donación de gametos, pero sí naturalizarlo como lo que es: un medio para alcanzar un fin deseado, tener un hijo. Esto ayudará a que las parejas puedan sentir más seguridad en el momento de tomar la decisión de revelar esta información a sus hijos. Asimismo, es esencial valorar la importancia del deseo de ser padres, más allá de las dificultades que puedan surgir en el camino.