¿Cómo nos afecta la educación sexual en la vida adulta?
Repercusiones de la educación sexual en la vida adulta
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la sexualidad se define como “un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vive y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales. La sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no obstante, no todas ellas se vivencian o se expresan siempre. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales”. Entonces… que repercusiones tiene la educación sexual.
A partir de esta definición, parece evidente que es de vital importancia vivir nuestra sexualidad de manera sana, abierta y adecuada, pero la realidad es otra, ya que actualmente hay un gran porcentaje de adultos que no disfruta de esta parte de su vida, presentando dificultades de diversa tipología. Dichas dificultades afectan tanto a hombres como a mujeres, y entre las más comunes encontramos:
Disfunciones sexuales (disfunción eréctil, eyaculación precoz, anorgasmia, etc.).
Creencias desadaptativas que perjudican la calidad de sus relaciones (ej: el sexo sin amor es sucio, un hombre siempre está dispuesto y preparado para mantener relaciones sexuales, la mujer nunca debe tomar la iniciativa, etc.).
Discriminaciones por razones de género (en según qué ámbitos aún es “inmoral” que la mujer disfrute con el sexo).
Existen 3 tipos de factores que influyen en cómo una persona adulta vive y siente su sexualidad:
Factores predisponentes que te “predisponen” pero no tienen un papel determinante: tipo de educación sexual recibida durante la infancia, dificultades sociales durante la infancia, conflictos entre los padres, o experiencias sexuales traumáticas a edades tempranas.
Factores precipitantes que normalmente “desencadenan” las dificultades en el área sexual, como por ejemplo, problemas de relación de pareja, infidelidades, experiencias sexuales traumáticas, padecer ansiedad o depresión, etc.
Factores mantenedores que “mantienen” el problema: ansiedad anticipatoria ante la relación sexual, sentimientos de culpa, falta de deseo sexual entre los miembros de la pareja, dificultades de comunicación, baja autoestima, etc.
En este artículo nos ocuparemos de unos de los factores predisponentes más frecuentes y qué más influencia tiene en cómo el adulto vive y expresa su sexualidad: el tipo de educación sexual recibida durante la infancia y la adolescencia.
Una educación sexual inadecuada implica:
Ausencia de información, es decir, que en casa o en el colegio el sexo fuera un “tema tabú” del que no se hablaba.
Recibir informaciones erróneas: mitos populares, fijarse en modelos inadecuados (ejemplo: películas, Internet, etc.), expectativas irreales, mensajes negativos sobre el sexo y su vivencia, hacer distinciones en función del género, etc.
Después de lo expuesto parece evidente que una buena educación sexual durante la infancia y la adolescencia puede prevenir dificultades y promover una vivencia satisfactoria de nuestra sexualidad.
Así mismo, una sana educación sexual tiene también consecuencias positivas en otras áreas de nuestra vida:
Mejora la gestión emocional: fomenta la capacidad de identificar emociones, expresar afecto y estar dispuestos a recibirlo.
Mejora de la autoimagen: ayuda a sentirnos a gusto con nuestro cuerpo, y aceptar aquellas partes que menos nos gustan.
Mejora las relaciones interpersonales, ya que aprendemos a comunicarnos y fomentamos el contacto con otras personas.
Mejora de la autoconfianza: vivir la sexualidad y disfrutar de ella nos hace sentir más capaces, más seguros de nosotros mismos. En definitiva, promueve una mejor autoestima.
¿Te has sentido identificado? ¿Crees que no has recibido una buena educación sexual durante tu infancia y ahora te está afectando en cómo vives tus relaciones sexuales? Comparte tu experiencia con nosotros, y si tienes alguna dificultad en el área sexual, la mejor opción es ponerte en manos de un profesional. Un psicólogo con formación específica en sexología te podrá ayudar a superar tus problemas, y fomentar una vivencia sana y satisfactoria de tu sexualidad.