Comprar: ¿necesidad, placer o adicción?
Más allá de la necesidad que puede suponer, ¿Quién no ha tenido el impulso irrefrenable de comprar sin medida? Quien más y quien menos, ha experimentado alguna vez la sensación de gratificación tras comprar cosas que, en muchas ocasiones, ni siquiera necesitamos. A veces, simplemente lo hacemos por placer, o como recompensa o, incluso, para animarnos cuando nos encontramos en un estado bajo de ánimo. Estos comportamientos llegan a ser un problema cuando pasan de ser un hecho esporádico a ser un hábito. Cuando nos encontramos ante esta situación, hablamos de compradores compulsivos.
La oniomanía o la compra compulsiva, la realizan aquellas personas que carecen de autocontrol en el acto de comprar. Es frecuente ver en los armarios de los compradores compulsivos excesiva acumulación de ropa, piezas muy similares, artículos de ropa con la etiqueta colgando, etc…Dicha actividad la realizan para afrontar sus problemas o las situaciones conflictivas que puedan estar viviendo. Es un falso “remedio” a sus necesidades no cubiertas. El comprador compulsivo encuentra alivio en el acto de comprar y siente que sus preocupaciones desaparecen por momentos. En cierta manera, actúa como calmante inmediato de su ansiedad o malestar. Si bien es cierto que a corto plazo puede atenuar dicho malestar, a medio plazo, cuando toma consciencia de las consecuencias que supone (especialmente las consecuencias económicas) aparece un gran sentimiento de culpa, que retroalimenta el malestar inicial. Cuando esto sucede, estamos ante un círculo vicioso del cual es difícil salir sin un tratamiento adecuado.
Los compradores compulsivos suelen utilizar las tarjetas de crédito como forma de pago, con lo que tienden a perder el control sobre sus gastos. Así pues, las consecuencias pueden ser graves a nivel económico, acumulando grandes deudas y quedándose sin dinero. No obstante, cuando se dan cuenta de lo que han gastado, se sienten mal y suelen aliviar su malestar comprando de nuevo.
Pero, esta adicción no sólo tiene consecuencias a nivel económico, sino que también puede tenerlas en el ámbito de pareja (divorcio), familiar (abandono de la familia), y social (conflictos); situaciones que, todas ellas, generan frustración y malestar por lo que pueden promover nuevamente la compra compulsiva.
Cabe decir que, no podemos establecer un único perfil del comprador compulsivo, ya que existen varios factores que predisponen a ello. Aun así, las características más frecuentes de los compradores compulsivos, suelen ser: hombres o mujeres (con una mayor afectación en las mujeres), con una media de edad de entre 30 a 40 años, con baja autoestima, con falta de seguridad, con dificultad en el control de los impulsos, con síntomas de ansiedad y/o depresión y sentimientos de vacío.
Aunque el mejor tratamiento debe realizarse dentro de una consulta, os damos unos cuantos consejos prácticos orientados a la prevención. Si piensas que puedes estar comprando de manera compulsiva:
– Identifica aquellas situaciones o estados de ánimo que te generan el impulso de ir a comprar.
- No salgas a comprar cuando te sientas ansioso/a.
- Cuando vayas a comprar, realiza una lista previa con lo que quieres adquirir.
- Fija una cantidad a gastar y lleva el dinero en efectivo.
- No mires más que lo que tengas que comprar.
- No compres por catálogo o Internet.
- Intenta ir a comprar acompañado/a.
- Introduce nuevas rutinas que puedan sustituir el tiempo de compra.
- Busca ayuda profesional en caso de que no puedas resolverlo por ti mismo/a.
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