Es más que probable que todas las parejas pasen, en algún momento de la relación, por alguna crisis puntual.
Muchos de los problemas que traen las parejas aparecen en un momento de transición en el ciclo vital, por ejemplo: iniciar una convivencia, tener un bebé, el hijo empieza a ir al colegio, el segundo hijo, un hijo se independiza, familias reconstituidas, entre otros.
Cuando se decide acudir a Terapia de Pareja, lo más probable es que haya intentado previamente buscar soluciones a sus problemas o dificultades. Por tanto, la pareja que llega a consulta ha realizado ya intentos más o menos frustrados de salir de su situación de crisis.
Si estas crisis no se abordan de manera adecuada, pueden generar tensiones, malestar psicológico, discusiones, rabia, ansiedad, depresión, distanciamiento en la pareja y en algunos casos, pueden desembocar en una separación.
Dentro del tratamiento de las crisis puntuales de pareja el trabajo terapéutico puede abarcar alguna de las siguientes opciones, siempre ajustándose al contexto personal de la persona.