¿Es la compasión lo mismo que la empatía o el altruismo?
Compasión literalmente significa «sufrir juntos». En la investigación sobre el tema, se define como el sentimiento que surge cuando percibes el sufrimiento de otro y te sientes motivado a aliviar ese sufrimiento.
La compasión no es lo mismo que la empatía o el altruismo, aunque los conceptos están relacionados. Si bien la empatía se refiere, de manera más general, a nuestra capacidad de tomar perspectiva y sentir las emociones de otra persona, la compasión es cuando esos sentimientos y pensamientos incluyen el deseo de ayudar. El altruismo, a su vez, es el comportamiento amable y desinteresado a menudo provocado por los sentimientos de compasión, aunque uno puede sentir compasión sin actuar en consecuencia, y el altruismo no siempre está motivado por la compasión.
Si bien, en los países de habla hispana, la palabra compasión ha tenido muy mala publicidad, confundiéndose con pena o lástima hacia uno mismo u otros y además, en general, tildándola de algo sensible o irracional. La ciencia en psicología ha comenzado a mapear las bases biológicas de la compasión, lo que sugiere su profundo propósito evolutivo. Se ha demostrado que cuando sentimos compasión, nuestra frecuencia cardíaca se ralentiza, secretamos oxitocina, «la hormona del apego”, y las regiones del cerebro vinculadas a la empatía, el cuidado y los sentimientos de placer se activan, lo que a menudo resulta en nuestro deseo de atender y cuidar a otras personas.
De ahí que no sea sorprendente observar actos de compasión en otras especies así como descubrir que estos actos nos proveen de beneficios en la salud, física y mental.
Pero, ¿qué pasa cuando la compasión duele?
Es lo que podemos llamar fatiga por compasión, y es un estado mental en el que nos volvemos cada vez menos capaces de ayudar a los demás por temor a ser lastimados, o por falta de energía emocional. Es decir, los humanos estamos diseñados para cuidar el uno del otro, pero, ¿qué sucede cuando tienes que enfrentar el dolor y la angustia todos los días? ¿Qué sucede cuando eres médico/a, enfermero/a, trabajador/a social o paramédico/a, y la compasión es parte de la función de tu trabajo?
Estamos contemplando cientos de actos de compasión, en la lucha contra el COVID-19, especialmente protagonizados por el personal sanitario. Desde hacer dobles turnos, cuidar de las personas contagiadas exponiéndose a contagiarse ellos y ellas por falta de material de protección, aislarse voluntariamente de sus propias familias por la alta carga vírica que pueden portar a sus casas… y todo ello atendiendo a las preocupaciones y malestar emocional de los pacientes a la vez que lidiando con la incertidumbre de la situación general, como podemos experimentar todos en estos días.
Los y las profesionales de asistencia sanitaria están entrenados para manejar la empatía y mantener cierta distancia profesional. Pero los seres humanos no somos robots, y hay una gran cantidad de investigación que sugiere que la empatía somática, es decir, la empatía involuntaria e inconsciente que sentimos en nuestras entrañas, es un factor importante que influye en la fatiga por compasión. Estamos hablando de procesos naturales, como son, la compasión y la empatía, que se utilizan una y otra vez en situaciones diarias.
Entonces, ¿qué podemos hacer?
1- Tomar conciencia.
Esto implica darnos cuenta de cuándo podemos estar presentando síntomas como ansiedad por el trabajo de atención y cuidados, falta de motivación, pérdida del sentido de nuestra labor, incapacidad para concentrarse, e incluso bajo estado de ánimo. Ser conscientes de cómo nos sentimos y así prevenir la fatiga por compasión o incluso abordarla cuando sucede. Podemos recordarnos a nosotros mismos mantener una cierta distancia sana de los pacientes y clientes, recordar que su angustia no es nuestra angustia, que no la causamos y que podemos ayudarlos mejor al no participar en su malestar. Por muy mala que sea la situación, siempre podemos hacer algo para mejorarla, incluso si eso significa simplemente acompañar a alguien, estar a su lado.
2- Autocompasión.
Esto es, cuidar de ti mismo. Aprovecha los momentos libres, fines de semana, días libres para hacer cosas que disfrutas y que te recargan de energía, física y emocional. En estos momentos, eso puede significar tiempo para ti mismo, leer un libro, empezar un nuevo hobbie en casa, darte un baño, descansar, ver una nueva serie… o tiempo con los tuyos (si te es posible) y hacer actividades de ocio juntos en casa. Mostrar compasión por ti mismo, es decir, reconocer el malestar interno y actuar para aliviar tu sufrimiento. Esto es diferente de la pena por uno mismo; cuando nos sentimos desgraciados y no hacemos nada para cambiarlo. Con la autocompasión no permitimos que el sufrimiento nos defina. En lugar de ello, nos definimos por nuestras herramientas para aliviarlo.