Su característica principal es la aparición de síntomas que siguen a la exposición a un acontecimiento estresante y extremadamente traumático, y donde la persona se ve envuelta en hechos que representan un peligro real para su vida o cualquier otra amenaza para su integridad física, o la persona es testigo de un acontecimiento donde se producen muertes, heridos, o existe una amenaza para la vida de otras personas.
También puede tener lugar cuando la persona conoce a través de un familiar o cualquier otra persona cercana acontecimientos que implican muertes inesperadas o violentas, daño serio o peligro de muerte o heridas graves. La respuesta de la persona al acontecimiento incluye temor, desesperanza y horrores intensos.
El trastorno tiene lugar cuando ya pasado el período natural de recuperación de evento traumático, es decir tras un mes de que ocurriera este, la persona continúa experimentado malestar en distintos niveles y esto tiene repercusiones en varias áreas de su vida.
Los síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático se dividen en tres: Hiperactivación fisiológica, Reexperimentación y Evitación de estímulos asociados o que recuerden al evento traumante.
Tras la evaluación exhaustiva se establecen una serie de objetivos de tratamiento dirigidos reducir los síntomas físicos, cognitivos y conductuales, y mejorar la calidad de vida de la persona.
El tratamiento psicológico conlleva un trabajo terapéutico que abarcaría las siguientes líneas generales: