El estrés es una respuesta adaptativa, que en un primer momento nos ayuda a responder más rápida y eficazmente en situaciones que lo requieren. Nuestro cuerpo se prepara para un sobreesfuerzo para hacernos capaces de procesar más información sobre el problema y actuar de forma rápida y decidida. El problema aparece cuando esta activación es muy intensa y/o dura mucho tiempo, los recursos propios (nuestras capacidades, motivación, energía) se reducen y aparece el agotamiento.
Padecer estrés durante un período largo de tiempo conlleva la percepción de no poder afrontar de forma eficaz las exigencias de la vida profesional y personal. La sensación que se experimenta es la de haber agotado los recursos propios ante una demanda demasiado exigente.
Tras una evaluación exhaustiva se establecen una serie de objetivos de tratamiento con la finalidad de reducir los síntomas físicos, cognitivos y conductuales, y mejorar la calidad de vida de la persona.
El tratamiento psicológico conlleva un trabajo terapéutico que abarcaría las siguientes líneas generales: