Habilidades Sociales
Las Habilidades Sociales son un conjunto de conductas que se manifiestan en las relaciones con otras personas. Tener unas buenas Habilidades Sociales supone encontrar la conducta más apropiada para cada situación social en la que nos encontramos. Las Habilidades Sociales las vamos aprendiendo a medida que crecemos, no son innatas, pero si no las aprendemos a unas edades determinadas, después podemos tener dificultades a la hora de relacionarnos con nuestro entorno.
Marta odia la carne cruda; llevaba esperando aquella cena con su amiga ya muchos días. Le habían hablado muy bien de aquel restaurante y no podía esperar para probar la hamburguesa. Dejó que su amiga pidiera la cena previo aviso de que explicitara que le trajeran la carne bien hecha. Después de la espera, le trajeron tan deseado plato: la hamburguesa, aunque ¡estaba cruda por dentro! Enseguida Marta se incomodó, incluso sintió asco, ¡tanta espera para eso! Sabía que tenía la opción de pedir que se la pasaran más, pero se sumergió en un mar de pensamientos que justificaban por qué no hacerlo “si se lo digo al camarero se molestará conmigo”, “si se lo comento a mi amiga pensará que soy una pesada por quejarme y no le amargaré la cena”….al final y tras sopesar todos los contras, Marta optó por callar y hacer ver que no pasaba nada y se comió la hamburguesa a disgusto, sintiéndose mal consigo misma y no disfrutando nada de la cena. Podríamos decir que Marta utilizó un estilo pasivo de la comunicación. Las personas que utilizan este estilo, habitualmente no se sienten capaces de expresar abiertamente sus sentimientos, pensamientos u opiniones. Cuando sí lo hacen, lo hacen de manera derrotista, con disculpas o con falta de confianza. Es decir, no tienen en cuenta lo que necesitan, sino lo que necesitan los demás.
Juan estaba agotado de pasar un largo día en la oficina. Llegó a casa cansado, esperando encontrar a su mujer y poder estar con ella y cenar tranquilamente. Cuando llegó a casa, su mujer le dijo que ya había cenado puesto que había tenido un día de locos en el despacho y no había podido comer. Juan, ante la frustración de un plan no realizado, le dijo gritando que se podía haber esperado, o al menos haberle avisado para que él hubiera podido picar algo con los amigos. La manera de hablar de Juan hizo que Marta se sintiera disgustada y empezaron a discutir. En este caso, Juan utilizó un estilo agresivo de la comunicación. Las personas que utilizan este estilo no muestran empatía por la gente que les rodea; defienden sus derechos personales (sus pensamientos, sentimientos y opiniones) de una manera inapropiada e impositiva, transgrediendo los derechos de otras personas. Su agresividad puede ser verbal (ofensas, amenazas, etc.) o no verbal (gestos hostiles, miradas desafiantes, etc.). Tienden a sentirse inseguros, viendo el mundo como un entorno hostil y por tanto optan por “defenderse”.
Todos tenemos estilos diferentes a la hora de comunicarnos. Es a través de nuestra forma de comunicarnos que podemos defender nuestra opinión, decir lo que pensamos y sentimos y en definitiva expresar quienes somos. Sin embargo, son muchas las ocasiones en las que la rabia, la impotencia, el miedo al rechazo o a entrar en un conflicto se apoderan de nosotros impulsándonos a callarnos, o bien a explotar.
Tanto un extremo como el otro (la pasividad o la agresividad) tienen consecuencias emocionales importantes como el sentimiento de culpa, la impotencia (por no haberlo dicho o haberlo dicho mal) o la soledad.
¿Cuál es el estilo de comunicación más eficaz?
Cristina estaba muy atareada estudiando: tenía exámenes en 1 semana y se había planificado todas las horas que necesitaba para sacar adelante las notas. Sonó el teléfono, al que contestó: era su compañero de clase pidiéndole unos apuntes concretos para esa misma tarde. Marta los necesitaba para estudiar, así que le contestó a su compañero que lo sentía, pero que no podía ser, ya que ella ya había planeado invertir esa tarde en esa asignatura y además, no se podía permitir el lujo de dedicar esa tarde a otras cosas. Su compañero lo entendió, y llamó a otra persona que se los pudo dejar. En este caso, Cristina utilizó un estilo de comunicación asertivo. El estilo de comunicación asertivo, se encuentra en medio de los otros dos estilos; una persona asertiva es aquella que expresa sus sentimientos, derechos y opiniones de forma directa y sin castigar o amenazar los derechos de los demás. Esta actitud implica respeto hacia uno mismo, ya que la persona reconoce sus propias responsabilidades y las consecuencias de sus actos. La persona asertiva resuelve los problemas, se siente a gusto con los demás y consigo misma, se siente en control y se gusta a sí misma y a los demás.
¿Cómo puedes ser más asertivo?
- Defiende tus propios derechos sin tratar de invadir los de los demás. Es decir, negocia con los demás sin imponerte, llegando a un acuerdo mutuo.
- Di NO cuando así lo sientas.A todos nos han pedido favores, alguna vez, que nos han ido realmente mal y, por no decir que no al otro, nos hemos acabado cargando con el doble de trabajo. Desde la asertividad, uno es capaz de poner límites a los demás.
- Sé sincero, no disimules los sentimientos y habla de ellos con naturalidad. Ante un malentendido con un amigo, o una situación desagradable, habla de aquello que sientes para aclarar las cosas con la otra persona.
- Reafírmate en lo que dices y piensas, aunque los demás muestren desacuerdo con lo que dices. Expresa tu opinión manifestando el respeto por la opinión de los demás.
- Adécuate al contexto. Sé consciente de dónde estás y cuál es la forma correcta de actuar en cada situación.
- Mantén relaciones basadas en la confianza, es decir ves “de cara”, sin manipular a los demás y con tacto para no herir los sentimientos del otro.