La personalidad histriónica
Rosa es una mujer de 55 años que convive con Juan, su marido, y con Ana, su única hija, de 27 años. Al parecer, el comportamiento de Rosa está generando mucha tensión en la familia, pues Ana explica que su madre va reclamando continuamente atención, tanto de ellos como de los amigos y conocidos. En muchas ocasiones, utiliza el chantaje emocional para que le hagan caso o hagan lo que ella quiere, pues si no lo consigue, comienza a llorar desconsoladamente y les acusa de no quererla. También, en más de una ocasión, la han sorprendido hablando con alguna amiga y exagerando sus desgracias o mintiendo. Además, según Juan, de todo hace un drama, éste explica que hace unos días quería comprarse un jersey, pero no lo encontró en el color que ella quería (azul), y al llegar a casa lo explicó con tono y expresión dramática, gritando y verbalizando que qué iba a hacer ahora… Tanto su marido como su hija, siempre intentan calmarla, ofrecerle alternativas, al mismo tiempo que tienden a ceder a todas sus demandas.
El caso de Rosa muestra un claro ejemplo de personalidad histriónica. Las personas con este perfil de personalidad necesitan ser el centro de atención y, por ello, intentan hacerse notar y buscar la atención de los demás de una forma exagerada. En este sentido, pueden llegar a extremar el tono de voz o la risa, pueden vestirse de manera inapropiada, mostrarse seductoras, utilizar el victimismo, llorar ante cualquier nimiedad, exagerar o magnificar sus problemas o incluso mentir. Estas conductas van encaminadas a conseguir su objetivo principal: que les hagan caso. Al mismo tiempo, demandan apoyo continuo y necesitan la aprobación de los demás. Tienden a ser muy emotivos e impresionables, recurriendo fácilmente a la teatralidad y a la fantasía. Tienen poca tolerancia a la frustración y reaccionan a ella de una forma muy intensa y dramática, en este sentido, en el caso de no conseguir su propósito, pueden llegar a manifestar alguna rabieta o berrinche, a mostrarse enfadados e incluso a hacer sentir culpables a sus familiares o personas de su alrededor.
A medida que los rasgos mencionados van cobrando mayor intensidad, podemos hablar de un Trastorno de personalidad histriónico configurado, que generalmente no afecta a la capacidad de la persona para funcionar adecuadamente en un ambiente social o laboral superficial, pero sí que a menudo origina problemas en las relaciones interpersonales, principalmente las más íntimas.
¿Cuál es la causa de este trastorno y cuándo comienza?
La causa del trastorno histriónico de la personalidad se desconoce, pero los acontecimientos de la infancia y los factores genéticos pueden estar implicados. Se presenta con mayor frecuencia en mujeres que en hombres y comienza al principio de la edad adulta.
¿Qué signos pueden alertarnos de que una persona tiene rasgos histriónicos de personalidad?
- Que tienda a llamar continuamente la atención con sus conductas.
- Que no pase desapercibida, ya sea por su forma de hablar o de comportarse.
- Que no se sienta cómoda y llegue a sentirse despreciada, cuando no es el centro de atención.
- Que tienda a exagerar sus emociones y que su expresión emocional pueda ser rápidamente cambiante. Por ejemplo, si se siente mal, que tienda a dramatizar, a hacer teatro, a lamentarse y/o a llorar, y rápidamente pueda cambiar a un estado de ánimo favorable.
- Que se preocupe mucho por su aspecto físico, mostrando un comportamiento seductor en todas sus relaciones interpersonales en general.
- Que acompañe su comunicación verbal de gesticulaciones y expresiones exageradas.
- Que hable en exceso y utilice un tono de voz elevado.
- Que necesite de otras personas para que la cuiden.
- Que busque la aprobación continua de los demás, modificando su actitud, de acuerdo a la situación en la que se encuentre.
- Que reaccione de forma exagerada, con llanto dramático y/o ataques de ira, ante los problemas o dificultades que puedan surgir.
- Que tienda a considerar que sus relaciones son más íntimas de lo que en realidad lo son. En este sentido, que llegue a ser muy efusiva con alguien que apenas conoce o incluso llegue a hacerle reclamaciones.
- Que para conseguir el afecto del otro manipule su relación a través de crisis emocionales, generando celos, etc.
¿Qué consecuencias puede conllevar el Trastorno histriónico de personalidad?
Este trastorno puede afectar a las relaciones sociales y sentimentales, así como a la capacidad de la persona que lo padece para hacer frente a las pérdidas y a los fracasos. Asimismo, a nivel laboral, debido a la baja tolerancia a la frustración que tienen estas personas, puede ocasionar que cambien frecuentemente de trabajo.
Los factores mencionados pueden conducir a un mayor riesgo de desencadenar depresión.
Algunas recomendaciones a tener en cuenta si tienes un familiar o algún allegado con personalidad histriónica:
- Aceptar que se trata de una persona con dificultades para gestionar sus emociones y con una percepción distorsionada de la realidad que le hace sufrir. No la juzgues, dado que su comportamiento no es caprichoso, sino que es la manera en que ha aprendido a manifestarse. Por tanto, de nada sirve pensar que “debería dejar de montar numeritos”. Al mismo tiempo, no la trates con compasión, esto tampoco va a ayudarla, pues reforzará su victimismo.
- Ponle límites. Aceptación no significa que nos sometamos a lo que ella disponga. Expresa tu derecho al respeto. Muestra una actitud de firmeza, con cariño y respeto. Por ejemplo, si está muy alterada y eleva el tono de voz o grita, puedes transmitirle: “cuando estés más calmada/o podremos hablarlo” o “Te quiero, pero no voy a permitir que me faltes al respeto”.
- Evita entrar en manipulaciones. Trátala como adulta, aunque te encuentres con conductas infantiles.
- Refuérzala positivamente cuando adopte un comportamiento maduro. Es decir, felicítala cuando salga de su comportamiento teatral y manipulador.
¿Cuándo hay que pedir ayuda especializada?
Es recomendable acudir a un profesional especializado cuando se detectan síntomas que sugieren la presencia de este trastorno, principalmente si comienzan a afectar al bienestar de la persona, sus relaciones interpersonales o su capacidad para mantener un trabajo.