Aprende a controlar las emociones con la respiración
La atención en la respiración de forma consciente modula nuestro cerebro.
La respiración intencionada implica inhalar y exhalar conscientemente de acuerdo con un ritmo establecido. Por ejemplo, puedes inhalar durante cuatro tiempos, exhalar durante seis y repetir, tratando de que las exhalaciones siempre sean un poco más largas que las inhalaciones. Investigaciones previas muestran que los ejercicios de respiración intencionada pueden ayudar a enfocar la atención y regular el sistema nervioso. Hasta la fecha, sin embargo, se sabía poco sobre cómo esto afecta la función cerebral en humanos.
Además de que se sabía que el tronco encefálico se encarga del proceso de respiración, un último estudio indica que la respiración intencionada también utiliza redes neuronales que están vinculadas a la emoción, la atención y la conciencia del cuerpo. Al aprovechar estas redes utilizando la respiración, obtenemos acceso a una herramienta poderosa para regular nuestras respuestas al estrés.
En este estudio más reciente, se vio además una mayor actividad de la amígdala cuando los y las participantes respiraron rápidamente. La actividad en la amígdala sugiere que las tasas rápidas de respiración pueden desencadenar sentimientos como ansiedad, enojo o miedo. Otros estudios han demostrado que tendemos a estar más en sintonía con el miedo cuando respiramos rápidamente. Por el contrario, puede ser posible reducir el miedo y la ansiedad al desacelerar la respiración, que es lo que tratamos de hacer cuando respiramos conscientemente llevando nuestra atención a la inspiración y a la espiración.