Las exparejas como espejo donde mirarnos
Cada una de las de parejas que han pasado por nuestra vida son una oportunidad para aprender de nosotros mismos. Cada relación, cada una a su manera, nos enseña aspectos de nuestra personalidad, aumentan nuestro nivel de autoconocimiento y, sobre todo, nos ayudan a dibujar qué tipo de relación de pareja queremos tener (y no tener) y qué tipo de pareja queremos ser. Pero esto no ocurrirá por arte de magia.
Es necesario realizar un ejercicio constante de autoconsciencia, es decir, tomar la responsabilidad de mirar dentro de nosotros y elaborar qué no ha funcionado de la relación, qué me disgustaba de mi expareja, y, lo más importante, mirar dentro de nosotros mismos, reconociendo qué parte de responsabilidad tenemos en cada historia.
Este nivel de autoconsciencia nos permite ser realistas y coherentes con nosotros mismos y nuestras necesidades, no desgastándonos en relaciones de pareja en las que, incluso a sabiendas que no funcionan, invertimos tiempo y energía de manera innecesaria, con el único objetivo de “tener pareja”.
Dicho de otro modo: la consciencia de lo que queremos y merecemos, nos dará la libertad de escoger entre tener o no tener una relación de pareja, con la (importantísima) finalidad de lograr nuestro bienestar emocional y nuestra felicidad.