¿Qué es la astenia primaveral?
Con la llegada de la primavera es frecuente la aparición de algunos síntomas físicos y psíquicos debido a las dificultades de adaptación de nuestro organismo a las nuevas condiciones climáticas.
Con el paso de una estación a otra, el organismo está expuesto a multitud de cambios climáticos por lo que es frecuente la aparición de lo que popularmente se denomina astenia primaveral. La astenia primaveral es un trastorno adaptativo de carácter leve cuyos síntomas remiten cuando el organismo se adapta a la nueva estación del año.
Cierto es que los cambios de una estación a otra, cada vez son más bruscos y ello propicia que la aparición de la astenia primaveral vaya en aumento. Podríamos hablar de que en la actualidad un tercio de la población ha sufrido astenia primaveral a lo largo de su vida manifestándose de forma más frecuente entre las mujeres.
Los síntomas más frecuentes de la astenia primaveral son:
- Sensación de fatiga generalizada: agotamiento, cansancio y debilidad.
- Somnolencia diurna y falta de apetito.
- Tendencia a la apatía y a la melancolía.
- Cambios frecuentes de humor, irritabilidad, falta de interés y motivación.
- Dificultades de concentración.
- Disminución de la libido.
Cabe decir que los síntomas manifiestos son de carácter leve y que no impiden el mantenimiento de las obligaciones y rutinas diarias a pesar de que, en ocasiones, implique un esfuerzo subjetivamente importante.
En el caso de aquellas personas que sufren de mayor predisponibilidad, sensibilidad o bien padecen de algún problema emocional (cuadros de ansiedad, estrés o depresión) es frecuente que los síntomas anteriormente mencionados se acentúen.
¿De qué dependerá que padezcamos o no astenia primaveral?
Principalmente de nuestro cerebro y de su sensibilidad, es decir, todos acusamos estos cambios primaverales pero que se manifiesten dichos síntomas dependerá de cada individuo y de su adaptación a los mismos.
Entre las posibles causas de la astenia primaveral se encuentra el sedentarismo, el elevado consumo de medicación así como, de sustancias tóxicas (alcohol, café, tabaco…), una alimentación poco saludable, malos hábitos de sueño, estados de ansiedad, estrés o depresión, algunas patologías metabólicas, respiratorias, hepáticas o cardíacas…
En este caso, la prevención puede ser un tratamiento efectivo, por ello son necesarios tener y mantener hábitos de vida saludables. Nos ayudarán a combatir la astenia primaveral el mantener una dieta equilibrada y un horario regular en nuestras comidas y horas de sueño, eliminar las sustancias excitantes, practicar ejercicio físico al aire libre y motivarnos a través de actividades que nos estimulen.
Por ello es conveniente recordar que en el caso de que la sensación de cansancio vaya en aumento, persista en el tiempo (varios meses), se identifiquen nuevos síntomas y no existan otros problemas físicos ni psicológicos es recomendable acudir a un profesional especializado, para descartar la posibilidad de cualquier otra patología y paralelamente poder trabajar psicológicamente, con los factores causantes, tales como la ansiedad o el estrés.
En múltiples ocasiones el acompañamiento, recomendación o estrategias de afrontamiento psicológicas son las que, a la larga, nos ayudará más y mejor a ser capaces de superar los procesos adaptativos otorgándonos bienestar y la capacidad de superación personal en nuestra vida.